¡Hace mucho invierno!!!!! Los fenómenos de El Niño y La Niña


En Colombia el tiempo es cosa de niños (y de niñas), pero estos sustantivos no esconden ningún juego: son los nombres de dos fenómenos meteorológicos que tienen un impacto potencialmente devastador sobre el país. “La Niña” consiste en un enfriamiento inusual de las aguas del Pacífico, y su resultado es el aumento considerable de las lluvias. “El Niño” es el fenómeno contrario: un calentamiento de las aguas del Pacífico y una fuerte sequía en todo el país.

Arco iris sobre los Cerros Orientales de Bogotá. Foto: Jorge Bela
Arco iris sobre los Cerros Orientales de Bogotá
Aún en condiciones normales, la predicción del tiempo es sumamente difícil en Colombia. Mientras que en Europa y Estados Unidos es normal que las previsiones tengan un espacio destacado en los informativos, aquí a penas se mencionan. La brutal diversidad geográfica (tres descomunales cordilleras atraviesan el país de norte a sur), y su ubicación en plena zona de convergencia intertropical ( la franja en la que se encuentran los chorros de aire frío y cálido que circulan de oeste a este en la zona ecuatorial) son la causa. Para complicar más las cosas, la convergencia intertropical no está siempre en el mismo lugar, sino que se desplaza de norte a sur de forma cíclica, dando lugar a cuatro estaciones más o menos regulares: dos lluviosas (abril-junio y septiembre-noviembre) y dos “secas” (diciembre-marzo y julio-septiembre).

Desde 2010 se ha producido una “niña” fortísima, con resultados desastrosos en toda la región: inundaciones, deslaves, desplazamientos: más de un millón de damnificados solo en Colombia. Ahora los expertos dan por concluido el ciclo, y las cosas están volviendo a la normalidad. Desde enero, la mayor parte de los días he podido salir a hacer footing, pues ha amanecido más o menos soleado.

Atardece en Bogotá. Foto:Jorge Bela
Atardecer en Bogotá

Sin embargo, uno no puede confiarse. En Bogotá los rolos presumen de que en un mismo día tienen las cuatro estaciones. No se sabe si esto es bueno o malo, pero no les falta razón: haga el tiempo que haga, es prudente salir de casa siempre con jersey, paraguas y gafas de sol. El sol ecuatorial es tan fuerte, sobre todo a 2.600 metros de altura, que muchas personas abren también el paraguas cuando está despejado. Uno puede entrar en el supermercado con cielo totalmente azul, y salir para encontrase con una tromba de agua.

Con tanta confusión climática, no sorprende que las palabras tengan aquí un significado distinto. Por ejemplo, “invierno” no se refiere a una estación, sino a una situación meteorológica. Aquí no se “está” en invierno (algo que no tiene sentido en los países ecuatoriales), sino que “hace invierno.” Y si llueve mucho, y hace mucho frío, entonces “hace mucho invierno.” Pero que nadie se alarme, ya estamos en tiempos mejores y en Colombia hace mucho, pero que mucho, verano.

El tiempo da mucho de qué hablar, y más en estas latitudes. Ya tendremos ocasión de hacerlo en entradas posteriores.

Comentarios

  1. Hola Jorge :)

    Yo definiría el clima de Bogotá como una "auténtica locura", tienes razón cuando dices que los rolos presumimos de que en un mismo día tenemos las cuatro estaciones, cuantas veces me han preguntado aquí en España sobre "las estaciones en Bogotá" y mi respuesta, además de aclarar que allí no existen las estaciones como tal, fue esa: en un mismo día tenemos las cuatro estaciones.

    También, al volver de los viajes a Colombia, nos suelen preguntar que por qué nos estamos morenos pues se tiene la idea de que toda Colombia es cálida, como diríamos allí, toda Colombia es de "tierra caliente" (si no has escuchado aún la expresión, te lo dejo de tarea :))

    Como ya te conté, estuvimos en abril allí en Bogotá, además hicimos dos viajes, uno a Barichara y otro a Villa de Leyva, y puedo contar con los dedos de una mano los días que no nos llovió, además había días de hasta tres tormentas, con una carga eléctrica que asustaba... pero mi recuerdo de Bogotá es ese, mucha lluvia cuando "hace invierno" :) :).

    Por otro lado, cuando sale el sol, es un sol "aplastante", te merma, te quema la piel en menos de lo que canta un gallo, en general, la luz de la ciudad te hace entrecerrar los ojos, pareces chino...

    En fin, el clima de Bogotá es característico, forma parte se su esencia y hay que aprender a vivir con él de la mejor forma posible pues como dices, no existe un desarrollo de la previsión meteorológica, y tal vez es que no merece la pena, el tiempo es tan loco que sería muy difícil dar un predicción acertada. Sin embargo, recuerdo que hace muchos años, finales de los 80, principios de los 90, en un noticiero había un espacio para el tiempo, y para presentarlo estaba Max, el hombre del tiempo.

    No más carreta, hasta la próxima.

    Un fuerte abrazo de esta colombo-española.

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