Ausencias que interpelan: semana de los desaparecidos en Colombia

Ausencias, de Gustavo Germano. Foto: Jorge Bela
Hace algún tiempo que la vi en Medellín, pero ahora que le he vuelto a ver en el centro Cultural García Márquez, en La candelaria, me ha vuelto a causar la misma, honda impresión. Se trata de la exposición “Ausencias,” del fotógrafo argentino Gustavo Germano. Cada una de sus obras muestra dos fotografías, un snapshot tomado en un momento casual, cotidiano, que pudiera estar en cualquier álbum familiar. La segunda está tomada en el mismo lugar, con las mismas personas, quienes reflejan el paso de los años, pero con algunas ausencias. Los ausentes son los desaparecidos por la violencia del estado argentino durante la dictadura militar de finales del siglo pasado.

Las obras recogen, con la máxima sencillez, el dolor, la indescifrable nostalgia, y la tristeza inacabable que las desapariciones han causado. Es imposible no estremecerse al verlas. Los ausentes, de los que no se sabe nada hace décadas, nos hablan directamente desde esas fotografías en las que ya no pueden aparecer. Sutilmente, también hacen nacer una rabia inmensa ante el hecho de estos casos sigan sin resolverse. No importa cuanto tiempo ha transcurrido, la intensidad del dolor nunca afloja, y nosotros podemos sentirla con toda su fuerza.

Ausencias, de Gustavo Germano. Foto: Jorge Bela
Recomiendo encarecidamente la visita a esta exposición, al aire libre y abierta al público. Se ha instalado como parte de la semana dedicada a los desaparecidos organizada por el Centro Nacional de la Memoria Histórica (CMI) bajo el elocuente nombre: ¿Dónde están los desaparecidos? Ausencias que Interpelan  . Dentro de esta semana se presentan varias obras artísticas que vale la pena visitar en este primer puente del mes de junio.

Estuve el miércoles en la presentación del estudio sobre Desaparición Forzada en Colombia, editado por el propio CMI. El informe, en 4 volúmenes que se pueden descargar gratuitamente, nos recuerda que las desapariciones han sido, y siguen siendo, un problema de inmenso alcance en Colombia. Como suele suceder en estos casos, la impunidad, y los esfuerzos por evitar que avancen las investigaciones y la justicia, son el denominador común, y el combustible que alimenta el dolor de las víctimas, ante la indiferencia de buena parte de la sociedad. Un grado adicional de complejidad lo añade el hecho de que en Colombia, a diferencia de lo que sucedió con las terribles dictaduras del Cono Sur, los responsables de las desapariciones siguen en algunos casos ocupando un papel destacado en la vida pública colombiana.

Liz Arévalo, Luz Marina Monzón y Yanette Bautista en la presentación del libro. Foto: Jorge Bela
Es un error pensar que el problema de los desaparecidos es de este o aquel país. La tentación por parte de los estados de utilizar la violencia para acabar con la disidencia es una constante universal, ante la que los ciudadanos debemos estar siempre vigilantes. En Europa lo sabemos muy bien, y no solo por las tragedias que sucedieron antes, durante y después de las grandes guerras mundiales, sino en los conflictos armados que sacudieron el centro de Europa a finales de siglo. También es un error pensar que el transcurso del tiempo hace desaparecer el “problema.” En España hemos comprobado recientemente como tres generaciones después resulta casi imposible poner el foco de la justicia sobre los crímenes cometidos en los años 40.

Lo que sí podemos hacer es mostrar nuestro apoyo a las víctimas de la violencia, allá donde estén, y siempre estar de su lado en su búsqueda de la justicia. Si tienen alguna duda sobre este tema, les recomiendo que se acerquen a la Candelaria este puente para visitar la extraordinaria exposición de las fotografías de Gustavo Germano.

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