Protegiendo los Cerros Orientales de Bogotá

Cerros Orientales de Bogotá. Foto: Jorge Bela
Los Cerros Orientales de Bogotá son probablemente el mayor tesoro ecológico de una ciudad (aunque no el único). Sin embargo, como el resto de los parajes naturales está gravemente amenazado por un crecimiento urbano imparable. Demasiadas veces los intereses económicos cortoplacistas se imponen a la defensa del patrimonio, esta vez natural, e incluso son un atentado a la razón. Ocupaciones ilegales, en ocasiones por viviendas de lujo, canteras, explotación forestal desmedida, son algunas de las plagas que han puesto a este increíble espacio contra las cuerdas (la situación es similar en otros muchos lugares de Colombia).
Cerros Orientales de Bogotá. Foto: Jorge Bela
Las talas descontroladas llegaron al punto de la deforestación total de los Cerros Orientales de Bogotá, como se puede ver en las fotografías antiguas de la ciudad. A mediados del siglo pasado se comenzó la repoblación, con especies no autóctonas. Algunas de estas especies son muy criticadas, como el eucalipto. Sin embargo, es indudable que estas repoblaciones supusieron un primer paso, aún muy mejorable, en la recuperación. Para los caminantes es fácil observar como debajo de los eucaliptos crecen arbustos y plantas autóctonas, que suponen el sustrato de la recuperación de la fauna. La pinocha que sueltan los pinos, sin embargo, no permite que crezca nada bajo sus copas. Queda mucho por hacer, pero reconozcamos que es mejor un bosque de eucaliptos que una ladera pelada.
Tan rolo como cualquiera: lagarto en los Cerros. Foto: Jorge Bela
La cantería también desfiguró por completo algunas zonas de las montañas. Ahora ya no se puede hacer legalmente, aunque siguen existiendo algunas ilegales. La recuperación del daño causado será lenta y costosa, pero es posible. Mas complicado es el tema de las ocupaciones ilegales. En algunos casos, éstas han llegado a conformar barrios enteros, que no dejan otra opción que la legalización. En otros casos se han realizado en zonas inestables o susceptibles de deslaves, lo que no deja otra opción que la reubicación de sus habitantes. Mas indignantes son algunas de las licencias otorgadas para la construcción de viviendas de lujo. Confiemos en que se demuestre la ilegalidad de estas licencias y así se evite la destrucción de ciertos sectores de los Cerros Orientales.
Camino de la Quebrada de la Vieja. Foto: Jorge Bela
Por último, la inseguridad ciudadana hace inaccesibles a la ciudadanía a la mayor parte de los Cerros. Atracos frecuentes, algunos muy violentos, desaconsejan adentrarse por la zona, salvo por caminos muy concretos. Gracias a la acción del colectivo Amigos de la Montaña se han conseguido abrir ciertos caminos, que no son sino un aperitivo en todo lo que las montañas de Bogotá podrían ser para la capital de Colombia.
Frailejones en Bogotá. Foto: Jorge Bela
Distintas decisiones judiciales y varias iniciativas ciudadanas, como las de los Amigos de la Montaña, invitan a albergar esperanzas de que la suerte de los Cerros orientales ha cambiado. Sin duda, no hay que bajar la guardia, sino incrementarla, pues los mismos peligros de siempre siguen acechando.

Les invito a leer el artículo que sobre el tema he escrito en URB.IM, uno de los portales de urbanismo mas influyentes del mundo.





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