Delirio en Cali: el mayor espectáculo de Colombia

Delirio: salsa en Cali. Foto: Jorge Bela
Muchas veces nos preguntamos qué es eso de América Latina. La respuesta mas obvia es que se trata de una serie de países que comparten un continente, unos idiomas, una herencia histórica compleja. Todo eso es cierto, pero para mi lo que mejor define la región es la increíble vitalidad de sus expresiones culturales. Lejos de pervivir aisladas en cada uno de los países de origen, la música, el arte, el baile, se extienden por el continente a una velocidad supersónica. Un ritmo puede nacer en las calles de Río de Janeiro, pero en muy poco tiempo ya se escucha en Caracas, la Habana, Chicago. La cultura es la savia que une y nutre a América Latina, llenando por capilaridad todos los espacios de la vida cotidiana del continente.
Nueva carpa de Delirio. Foto: Jorge Bela
Y no hay mejor ejemplo de ésto que la salsa. Nacida en el crisol de Nueva York al calor de los ritmos caribeños de Puerto Rico y Cuba, muy pronto se extendió por toda la región, adquiriendo lenguajes y acentos propios en cada ciudad. Sin embargo, ha sido en Cali donde ha adquirido una mayor personalidad propia, una mayor fuerza, hasta el punto de que, en opinión de los expertos, la capital del Valle del Cauca se ha convertido en la capital mundial de la salsa. Con el tiempo, la salsa ha pasado de ser una expresión cultural de los barrios, a convertirse en un símbolo de identidad para toda la ciudad, y una fuente de orgullo para muchos jóvenes que a menudo se enfrentan a condiciones de vida difíciles.
Instalaciones de Delirio. Foto: Jorge Bela
Fue así como nació en 2006 Delirio, una iniciativa de cuatro caleñas que supieron ver el enorme potencial de la salsa. Su idea era encauzar toda esa fuerza cultural en un espectáculo que permitiera a todos los participantes en el mismo, desde bailarines y músicos, hasta productores y maquilladores, al tiempo mostrar y fortalecer su capacidad profesional.  En los pocos años transcurridos desde entonces, el espectáculo se ha convertido en uno de los mas importantes de Colombia. Las cifras hablan por si solas: 180 bailarines, la mayor carpa del país (3.600 metros cuadrados) y una capacidad de 1.500 espectadores que casi siempre se agota con semanas de antelación. Tuve la suerte de asistir a Delirio el pasado mes de febrero, en la última representación del espectáculo Mulier: los espectáculos cambian cada año y el siguiente se estrenará el 24 de abril próximo. En esta ocasión el show, titulado: Vaivén, sueños de vapor, celebrará el primer centenario de la llegada del ferrocarril a Cali.
Camerinos de Delirio. Foto: Jorge Bela
Las cifras por si solas no dan idea de lo que realmente nos aguarda en Delirio. Nosotros llegamos a las puertas de las instalaciones a las 5 y media, para visitarlas con calma. Ya había gente formada en fila para poder conseguir las mejores localidades. Nos mostraron la impresionante carpa, y la alfombra roja por la que entra el público, como si fueran estrellas ellos también. Pero no había tiempo que perder: nos llevaron a los camerinos donde los bailarines se visten y se maquillan, durante un larguísimo periodo de tiempo, mientras que algunos ya ensayan, a cámara lenta, los pasos que luego ejecutarán en el escenario. El color de los trajes y la belleza de los artistas no pueden disimular la tensión que se vive en los momentos previos a la actuación: intenté molestar con mi cámara lo menos posible.
Camerinos de Delirio. Foto: Jorge Bela
Pero había llegado el momento: las puertas se abrieron puntualmente, y no quisimos perdernos el paseo por la alfombra roja. Poco a poco los centenares de asistentes se fueron acomodando en la carpa, bajo la imperceptible tutela de una organización milimétrica, y por fin comenzó a sonar la música. El espectáculo combina música, baile y circo, en diversos cuadros conducidos sabiamente por actores muy conocidos, como Alejandro Buenaventura. No faltan referencias a los orígenes de la explosión de la salsa en Cali, como los inolvidables bailes de Carlos Paz. Pero en Delirio se reconoce que la fuerza del ritmo es imparable, y por eso también pudimos ver bailado el famoso Ras-tas-tás, un ejemplo de salsa-choke puesto mundialmente de moda por James y sus compañeros de la selección colombiana.
Delirio: Salsa en Cali. Foto: Jorge Bela
Lo que sigue son tres horas de música, baile y circo, con una calidad que entra directamente en el ámbito del virtuosismo, y a un ritmo endiablado. Ojo, que los bailarines no se circunscriben al escenario, sino que circulan por la carpa, incluso sacan a bailar a los espectadores en algunas ocasiones. Como no podía ser de otra forma, la casa se viene abajo cuando suenan los himnos de la feria: Cali Pachanguero, Oiga Mire Vea…sin duda los sismógrafos de la zona registraron movimientos telúricos en esos momentos. Un espectáculo de este calibre solo se puede entender si se entiende que desde Cali, a través de la salsa, se está canalizando la energía cultural de todo un continente.

Nadie que pase por Cali debería perderse Delirio. Los bailarines de las escuelas Constelación Latina, Rucafé, Nueva Dimensión y Stilo y Sabor, la banda de música dirigida por Alexander Torres, y los integrantes del Circo Herencia nos compensarán con un espectáculo que jamás podremos olvidar.









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