Reserva los Andes: la naturaleza como terapia, y sin salir de Bogotá

Vistas incomparables de Bogotá desde la Reserva los Andes. Foto: Jorge Bela
Cuando Jorge Martínez decidió, hace varias décadas, comprar la maravillosa finca de 550ha ubicada en la frontera norte de los Cerros Orientales de Bogotá, lo tenía muy claro: su destino era la ganadería y el cultivo de papas. Sin embargo, las autoridades, que ya por entonces empezaban a afinar su sintonía a los vientos de la conservación ambiental, no se lo permitieron. Hoy Jorge cuenta con un tesoro  de valor incalculable: el último vestigio de bosque de niebla original ubicado en el término municipal de Bogotá.
Praderas en las que se puede acampar. Foto: Jorge Bela
Con el tiempo, Jorge fue abandonando progresivamente su vida laboral en la urbe, y pasando más  y mas tiempo en su querida finca. Hilda, su esposa, aún trabaja, pero visita la fina constantemente siempre que les sea posible. Ninguno de los dos puede pasar demasiado tiempo separados de la paz absoluta que reina en esa zona de los Cerros, ni de las vistas de la ciudad, quizá las mejores de todas las existentes.
Jorge no puede ocultar su amor for la finca. Foto: Jorge Bela
Desde hace algunos años quieren abrir este paraíso para el disfrute de los bogotanos y de todos los visitantes, tanto colombianos como extranjeros. El lugar se conoce como Parque Natural Reserva Andes. Su cercanía a la capital, la belleza de su bosque de niebla autóctono, convierten a la Reserva en un lugar perfecto para pasar un día o para un fin de semana en comunión con el silencio y la naturaleza. Con gran sabiduría, Hilda y Jorge han sabido evitar la tentación de erigir las ruidosas y vanas atracciones que proliferan en otros parques cercanos a Bogotá.  El silencio y la naturaleza son los protagonistas de cada minuto disfrutado en este entorno extraordinario.
Vistas hacia la zona de La Calera. Foto: Jorge Bela
Hay varias maneras de llegar a la reserva, tanto en vehículo privado como en transporte público, pero resulta imprescindible confirmar la reserva anticipadamente con Jorge. Aunque las instrucciones de llegada pueden parecer complicadas, no lo son. Lo que si es imprescindible tener en cuenta es que no se puede llegar en carro hasta la reserva. Desde el lugar en el que se encuentra el parqueadero hast la finca hay un suave paseo de unos 30 minutos a pie.
Doce kilómetros de caminos entre bosques y praderas. Foto: Jorge Bela
Para los que deseen pasar solo un día, hay caminatas de hasta 12 kilómetros, que recorren varios miradores y puntos de interés. Quienes deseen pasar la noche allá, es posible acampar en unas hermosas praderas desde las que se puede ver tanto la gran urbe, Bogotá, como la zona que rodea a la Calera: son unas vistas únicas.

Nunca llegaron ni las papas ni el ganado, y precisamente por eso ahora Hilda y Jorge nos pueden brindar a todos los bogotanos un aperitivo del paraíso terrenal, una intensa terapia para todos los que padecemos de los trancones y dolores de Bogotá. Es imposible no congraciarse con la inmensa capital de Colombia cuando la contemplamos desde el silencio y la belleza incomparables del Parque Natural Reserva Andes.

Comentarios

  1. Hola, ¡gracias por compartir! Intenté seguir el enlace que facilitas, pero al parecer esa página está caída. ¿Conoces alguna otra forma de contactar con los propietarios de la reserva? Muchas gracias por la atención.

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