¿Quiere ver uno de los valles más hermosos del planeta?: Siga más, sumercé



ATENCIÓN: En el 2013 PNN de Colombia ha prohibido el acceso a la parte oriental del parque, respondiendo a una petición de la comunidad U'Wa. Se recomienda informarse con las autoridades del parque antes de iniciar una excursión por esta zona.

Llegar al Valle de los Cojines no es nada fácil, pero olvidarlo es imposible. De norte a sur, como hicimos nosotros la travesía de la sierra, se llega al Valle en la tercera jornada. Atrás quedan ya tres pasos: el del Cardenillo, el de los Frailes y el de la Sierra (con 4.800m el más alto de todo el trayecto).
Uno de los miles de cojines que jalonan el Valle. Foto: Jorge Bela
La segunda noche acampamos al abrigo de la Cueva Larga, protegidos de la lluvia que cayó abundante. La Cueva está a 4.300 metros de altura, y por la noche mi corazón batía acelerado intentado suministrar el escaso oxígeno disponible a esa altura (no bajaba de las 110 pulsaciones, mientras en Bogotá en reposo tengo unas 55). Al despertar, el cielo estaba cubierto de nubes, que poco a poco fueron invadiendo todo el valle, en forma de niebla. Recogimos el campamento y continuamos la caminata, siendo nuestro primero destino del día el Valle de los Cojines.


El camino era bueno, y lo seguimos confiados. Alejandro tuvo una primera intuición y consultamos el mapa y el GPS, pero todo parecía correcto. Seguimos descendiendo, charlando animadamente (los ascensos son mucho mas silenciosos, por razones obvias), y de pronto la niebla comenzó a despejarse: vimos entonces un inmenso valle que descendía abruptamente hacia los llanos. Alejandro se dio cuenta de forma inmediata de que habíamos tomado un camino equivocado. Dimos la vuelta hasta que encontramos el camino correcto, mucho menos marcado. Tuvimos suerte, pues solo nos desviamos unos 15 minutos, peor suerte tuvieron unos excursionistas que hace una década estuvieron 40 días perdidos por los llanos al equivocarse en ese mismo lugar. 

Valle de los Cojines. Foto: Jorge Bela
Finalmente y ya con la niebla casi totalmente despejada, llegamos al espléndido Valle de los Cojines. Tiene unos cinco kilómetros de largo, por uno de ancho, formando un rectángulo casi perfecto. En ambos extremos caen cascadas, que lo inundan permanentemente. Miles de cojines absorben el agua que no transcurre por el río que atraviesa el valle de sur a norte. Es una visión espectacular: parece que somos los primeros seres humanos en llegar a este sitio tan hermoso.

Cartel oficial que anima a los caminantes: "siga más sumerce". 
Los cojines pueden llegar a ser enormes, con casi dos metros de diámetro. Pese a parecer musgos, son plantas fuertes, con raíces que pueden llegar a tener metros de profundidad. Las autoridades del Parque piden que no se pisen, pues como los  corales, pueden morir ante el mas pequeño roce humano. A la derecha, los gigantes nevados vigilan el Valle, y alimentan generosamente su sed incansable. Espero poder volver algún día a este lugar que no se parece a ningún otro que yo haya visto.

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