El MIlagrito, hierbas aromáticas y vistas en un albergue campestre



En su búsqueda de nuevas experiencias para compartir con turistas tanto locales como extranjeros, 5 Bogotá nos llevó hasta el Milagrito, en una vereda de la Calera, muy cerquita de Bogotá. Lo primero que llama la atención son las espléndidas vistas campestres, algo que no deja de sorprender en un lugar tan cercano a la megaurbe Bogotá, y que solo se explica por la protección férrea que le confieren los Cerros orientales. Aún así, algunas mansiones se elevan en el horizonte, lo que hace pensar que mas allá de las barreras naturales, será necesaria protección adicional para evitar el deterioro de tan hermosos paisajes.


Allí nos recibió Ana, que nos mostró las habitaciones del albergue rural, que cuentan con una decoración moderna, luminosa y agradable. Tras unas breves presentaciones, pasamos directamente al opíparo desayuno que nos habían preparado:  arepas de La Calera, sabiamente adoptadas de su Boyacá original, queso campesino y doble crema, agua panela recién hecha, tinto y frutas variadas. Los compañeros del programa Travesía sacaron sus bártulos y se pusieron a filmar: estaban recogiendo varias experiencias organizadas por 5 Bogotá para el programa que se emitirá este fin de semana.


El Milagrito trabaja con ONGs locales para obtener las materias primas necesarias para sus experiencias. En esta ocasión se trataba de la elaboración de un aromatizador orgánico y totalmente natural. En la huerta pudimos recortar las hierbas aromáticas que nos parecieran mas interesantes, con la ayuda experta de Ana, que nos aconsejaba. Dentro de la casa había especias como canela o clavo, y cítricos que ya habían sido cortados anteriormente. La técnica es sencilla, basta dejar hervir las hierbas recién cortadas y las especies durante unos minutos. La mezcla tiene un olor delicioso. Entre tanto, en unos pequeños tarros se colocan hierbas y especias adicionales, “las que se hierven pierden su color,” nos explicó Ana. Al terminar la cocción se cuela el elixir y se introduce en los tarritos. Una vez fríos, se pone la tapa y están listos para llevarlos a casa. Tras la preparación nos quedamos sentados en el frente de la casa charlando y disfrutando del paisaje tranquilamente.


5 Bogotá está haciendo una labor encomiable al descubrir y poner al alcance de los visitantes y de los locales una serie de experiencias que complementan los planes turísticos mas conocidos de Bogotá. Para los extranjeros supone una posibilidad de realizar una inmersión mucho mayor en la cultura colombiana, y para los locales abre un abanico de planes singulares y para todas las edades.


En una hora estábamos de regreso en Bogotá. Había sido una mañana de campo deliciosa, y en mi mochila llevaba el recuerdo del tarrito aromático que yo mismo había preparado.



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