Seis consideraciones a tener en cuenta antes de viajar a Colombia (Parte 2)


Moto en la carretera Honda-Barranquilla. Foto: Jorge Bela
En mi post de ayer repasé tres aspectos que es importante tener en cuenta antes de viajar a Colombia. Aquí está la segunda entrega:

4. Viajes internos

El hecho es muy simple: Colombia está atravesada de sur a norte por tres gigantescas cordilleras, que arrancan en la frontera con Ecuador y llegan hasta el mismísimo mar Caribe. Quizá lo más hermoso de este país sean precisamente sus contrastes: picos permanentemente nevados se alzan directamente sobre playas caribeñas desde las que pueden ser observados entre baño y baño. Pero esta invitación constante a la aventura y a la exploración viene con un coste: es muy complicado moverse por tierra, y viajes que sobre el papel pueden parecer cortos, se  prolongan durante horas.

La orografía ha impuesto unas carreteras endiabladas, y aunque en estos momentos están en marcha grandes proyectos de modernización de las infraestructuras, son insuficientes y anticuadas. Por todo ello muchos visitantes prefieren ir de un sitio a otro en avión. Ese no es mi caso: siempre que puedo viajo en autobús, e intento disfrutar del trayecto como parte integral del viaje. Algunos buses son sumamente cómodos, con asientos reclinables, tomas de corriente, wifi…otros no lo son tanto. Para quienes tengan tiempo y quieran conocer mejor Colombia, el bus es muy buena opción. Eso si, no se olviden de leer mi post sobre ciertas recomendaciones al respecto.

Tren en Bocas de Ceniza, Barranquilla. Foto: Jorge Bela
Lo que no puedo recomendar es el alquiler de un auto. La conducción es muy complicada, a veces directamente peligrosa, y siempre agotadora. Al no haber transporte ferroviario de mercancías, todo el comercio se hace por carretera, y tractomulas de dos vagones circulan por vías angostas y en mal estado. Pueden surgir problemas imprevistos, como desprendimientos en la vía, que obligan a tomar desvíos complicados. Si se quiere viajar en un auto privado, lo mejor es contratar un carro o furgoneta con conductor local. Los precios aún son razonables, y nos puede salvar de muchos quebraderos de cabeza.

Desafortunadamente, el servicio regular de tren de pasajeros ya no existe, al igual que sucede en la mayor parte de América latina. El último servicio disponible es un tren turístico que va de Bogotá a Zipaquirá y Nemocón, y que solo funciona los domingos y festivos.

Río Magdalena, navegable, desde el avión. Foto: Jorge Bela


5. Alojamientos

El sector turístico en Colombia está en fase de despegue. La voz se ha corrido y el crecimiento de visitantes extranjeros ha sido exponencial en los últimos años. Sin embargo, la infraestructura hotelera, mucho mas lenta en su lógico desarrollo, sigue siendo la propia de un país con mucho menor atractivo turístico. En lugares como Cartagena existen hoteles fabulosos que rivalizarían con el Ritz del París, y que comparten el mercado con todo tipo de ofertas para todos los bolsillos. Fuera de estos lugares puntuales, la oferta es muchísimo más limitada. Conviene por tanto esperar alojamientos básicos, muchos con encanto y con buenos precios, pero sin lujos ni sofisticación. Para sorpresa de muchos visitantes, algunos de estos establecimientos básicos tienen precios elevados, sobre todo en la cercanía de grandes ciudades, especialmente Bogotá, o durante los famosos puentes festivos, durante los cuales la demanda interior se dispara.

Una vez más, conviene informarse bien antes de reservar una habitación, y ajustar las expectativas a lo que uno se va a encontrar realmente. Obviamente, la situación es muy fluida, y dentro de muy pocos años habrá cambiado completamente: ya son muchos los grandes inversores internacionales que están considerando Colombia en sus planes de expansión en el sector turístico.

Tucán en el Hotel Santa Clara de Cartagena. Foto: Jorge Bela
6. Salud

Finalmente, es muy difícil visitar Colombia sin dejarse tentar por alguna de sus maravillas naturales. Ya sean los nevados perpetuos, las junglas que ocultan tesoros como la Ciudad Perdida, o el mismísimo río amazonas con sus delfines rosados, imposible no hacer una incursión fuera de los núcleos urbanos. Una vez más, es importante tener en cuenta que la naturaleza nunca está libre de riesgos, pero estos se pueden prácticamente eliminar tomando las debidas precauciones. El mal de altura en las cumbres, las vacunaciones para las zonas tropicales, o la protección contra el sol o los mosquitos deben estar presentes antes de tomar el avión. Aunque el agua es potable y deliciosa en Bogotá, es mejor usar agua embotellada en el resto del país, y llevar pastillas potabilizadoras si se va a viajar por la jungla.

Espero que estas consideraciones resulten útiles. Colombia es un país maravilloso, en un momento dulce, especialmente para los turistas a quienes les guste combinar cultura y naturaleza en sus viajes. ¡Aquí les espero!





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