¿Embolatados en Chingaza?
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Pequeña laguna en el Parque Natural de Chingaza. Foto: Jorge Bela |
Tras el madrugón habitual, partimos hacia la Calera, donde
nos zampamos el también habitual desayuno. Quizá las arepas de la Calera sean
las más ricas de Cundinamarca, pero no nos demoramos demasiado, pues aunque la
distancia sea corta, la carretera es enrevesada, a lo que hay que sumar paradas
fotográficas y una lenta entrada al parque, por lo que al final y tardamos
tres horas en llegar a nuestro destino.
Comenzamos el ascenso, bordeando la laguna de Chingaza. Dimitri
Mitov, una figura legendaria en el montañismo colombiano, nos mostró un punto
en el que hace algunos años econtró un cartel en el las FARC daban la
bienvenida al “territorio liberado”. Mucho, muchísimo ha llovido desde
entonces, y nada queda ni del cartel ni de las FARC por toda la zona.
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Dimitri Mitov nos muestra el lugar en el que estaba el cartel. Foto: Jorge Bela |
El ascenso es relativamente suave, igual que el clima. En
una ladera paramos a almorzar, mientras que un guía nos explicaba que habían
repoblado el parque con una pareja de cóndores. Dándose por aludidos, y ante el
asombro de todos, la pareja apareció por el cielo, dándonos una pasada a todo velocidad,
acabando debajo de la cota en la que estábamos. Es la primera vez que veo cóndores:
es impresionante.
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Cruzando el Río Frío. Foto: Jorge Bela |
Seguimos nuestro ascenso, y pasamos por varias lagunas pequeñas,
a distintas cotas. Finalmente, iniciamos un descenso casi vertical, hasta
llegar al Río Frío, que tuvimos que cruzar. Para ello, no hubo otra que descalzarse. Algunos caminantes necesitaron ayuda, pues estaban ya cansados. Inesperadamente,
nos vimos embolatados con tareas así de primarias. El contacto con el agua helada
nos confirmó que el nombre del río está plenamente justificado.
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Laguna de Chingaza al atardecer. Foto: Jorge Bela |
Finalmente llegamos a la buseta, ya casi de noche, en medio de una tranquilidad y una paz absolutas. El Río Frío se perdía en la
distancia, a penas iniciando su larguísimo viaje rumbo al Orinoco. Allí encontrará
temperaturas tan elevadas como las que estoy sufriendo ahora en Madrid, mientras
invoco el siempre frío páramo de Chingaza.
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Río Frío, rumbo al Orinoco. Foto: Jorge Bela |
gracias por escribir esto!!!
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario, En Mar!
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