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Restauración de la Estación de la Sabana, nueva sede de la Escuela Taller. Foto: Jorge Bela |
Ya son varias las veces que he escrito en este blog sobre la
Escuela Taller de Bogotá, y su magnífico restaurante
La Escuela. Desde que llegué a Bogotá hace casi cinco años y conocí a su director, Alberto Escovar, he seguido de cerca su crecimiento y como ha ido poco a poco incrementando sus actividades. Por eso cuando me propusieron desde URB.IM, uno de los portales de urbanismo más influyentes del mundo, que escribiera
un artículo sobre las formas de empoderamiento de los jóvenes en riesgo de exclusión social en Bogotá, no lo dudé. La Escuela Taller ha demostrado una y otra vez que la educación constituye la mejor respuesta a los problemas que azotan a muchos jóvenes capitalinos: el desempleo (la tasa del desempleo en este sector supera el 16%) y la falta de oportunidades. Cada año unos 400 jóvenes pasan por las aulas de la Escuela Taller de Bogotá, y salen de allí armados con nuevos conocimientos y sobre todo con una nueva esperanza. Mis felicitaciones a todos los que han trabajado por lograr que
Les invito a leer
el artículo que he escrito al respecto
en URB.IM
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