No siga más, sumercé...

Alto de Cusirí. Foto: Jorge Bela
“Siga más, sumercé,” quizá mi frase favorita en Colombia. Un cartel con dicha expresión jalona cada uno de los imponentes boquerones que separan unos valles de otros en la incomparable “vuelta a la sierra” del PNN El Cocuy. Cuando uno los alcanza siente la emoción combinada del esfuerzo cumplido, una nueva y siempre maravillosa vista, y el estímulo de la cercanía creciente al punto de la próxima acampada. Sin embargo, la semana pasada al asomarme al alto de Cusirí y ver el singular cartel, no pude sino sentir una inmensa tristeza. La realidad es que ya no se puede seguir más: por orden de la autoridad, el paso de los caminantes más allá del boquerón ha quedado terminantemente prohibido.

El "lado prohibido" de Cusirí. Foto: Jorge Bela
Según la autoridad que regenta los PNN de Colombia, la prohibición de acceso a toda la vertiente oriental de la Sierra se debe a la solicitud de la comunidad U’Wa. Al parecer, esta vertiente tiene un carácter sagrado para el pueblo U’Wa, y no desean que sea visitada por los excursionistas. La autoridad ha decidido aceptar la solicitud, cerrando el paso de forma total.

Las plantas parecen corales en al PNN El Cocuy. Foto:Jorge Bela
Sin embargo,  las autoridades han implementado este cierre simultáneamente a la prohibición de acampada en todo el PNN salvo en tres puntos autorizados, lo que ha generado una considerable confusión. Estas restricciones se fundamentan no en  creencias religiosas, sino en un supuesto deterioro ambiental del Parque. Al parecer se han encontrado bacterias en el agua. También se ha prohibido el acceso a los caballos.

Silvia, Nico y Pepe de regreso hacia Sisuma. Foto: Jorge Bela
Hablando con unos y con otros, parece claro que se habían llegado a producir ciertos excesos, incompatibles con el mantenimiento de un ecosistema tan frágil como extraordinario. Incluso se habla de caravanas de 20 excursionistas, con otros tantos porteadores y varios cocineros, dejando basura y excrementos a su paso. En las fechas pico, docenas, quizá cientos de caballos, arrasaban los caminos y la vegetación. Algo había que hacer, no cabe duda. Pero las restricciones impuestas parecen excesivas: no parece adecuado pasar del descontrol a la restricción extrema. Y la concentración de los excursionistas en tres puntos puede ser más dañina que su dispersión. Probablemente la solución mas sostenible sea la del control, la educación y el cumplimiento de las normas, y no tanto las prohibiciones radicales.


Entre tanto, ahí quedan mis suspiros de tristeza y anhelo al ver la vertiente prohibida de Cusirí. Sin duda se puede conversar con las U’wa para permitir un acceso responsable y respetuoso a sus lugares sagrados, como sucede con los lugares sagrados de la mayoría de las culturas de nuestro entorno. Con dialogo y comprensión mutua todo es posible. Entre tanto, la incomparable “vuelta a la sierra” respira y descansa. Sus lagunas y sus jardines libres de toda presencia humana. Yo tuve la inmensa fortuna de recorrerla una vez, y desde entonces sueño con volver a hacerlo algún día, esperemos que no muy lejano.





Comentarios

  1. Toda la razón. Todo es cuestión de educación. Una lástima porqué este año me había propuesto hacer la vuelta a la sierra. :(

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  2. Hermosos parajes los que nos muestras en tus fotos, dan ganas de perderse caminando por ellos...

    En cuanto a lo de la prohibición, es lo único que queda mientras la gente aprende a respetar lugares tan importantes, y si, eso va en la educación.

    Un saludo cariñoso.

    Connie

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  3. Solo los indígenas saben el valor inmenso de la tierra y lo que su cuidado representa por algo la llaman " la pacha mama" seria como cuestión de hacer un trueque con ellos para que las excursiones a esos lugares sagrados sean guiadas solo por ellos, que son los verdaderos conocedores.

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