En Medellín, la ciudad del perrenque industrial
Medellín se encuentra en el punto de tregua entre el clima borrascoso y frío de Bogotá y el calor asfixiante de la costa o del Magdalena bajo. Calentito pero sin agobios, verde y luminoso, pero con muchos días despejados. Bien drenado por el río que comparte nombre con la ciudad que atraviesa de sur a norte, y protegido por las montañas la rodean completamente.
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Vista desde la ventana de mi cuarto en el Hostal Buddha |
También estuve en el centro cultural de Moravia, único edificio en Medellín del gran arquitecto Rogelio Salmona. El edificio estaba repleto, hasta arriba de pelaos de todas las edades, ensayando sus instrumentos musicales, charlando sobre Tchaikovsky, esperando a entrar en un aula. Moravia está pegado al jardín botánico, pero hasta hace muy poco se extendía en peligrosísimos asentamientos cosntruídos sobre un antiguo basurero. Tras entregar viviendas a sus habitantes, los asentamientos han sido demolidos, y en su lugar se está construyendo un jardín. Nada es perfecto en una ciudad con tantos contrastes como Medellín, pero lo sucedido en Moravia hace concebir la esperanza de un futuro mejor, de una solución lenta pero sistemática de los problemas que se hacen evidentes con solo alzar la vista hacia los cerros del norte de la ciudad.
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Moravia: un jardín sobr el antiguo basurero. Foto: Diego Arcia |
Medellín tiene fama de ser el motor industrial de Colombia. Su cultura tradicionalmente ha sido la del trabajo y la innovación, o como dirían en la costa, le meten perrenque. Es decir, le meten fuerza, empeño a todo lo que hacen Como bogotá, ha sido imán para tantos desplazados que han causado los conflictos recientes
Tengo mucho que escribir sobre Medellín, ciudad que me entusiasma. No quiero aburrir con un post demasiado largo. Mañana más.
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